Es un secreto a voces que las mujeres que se hacen cargo de los hijos o de las labores domésticas tienen menores oportunidades laborales.
Por si hubiera dudas de que sea rumor y no realidad, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), realizó un análisis y dio a conocer que las mujeres casadas o en unión libre registran 56.6% de probabilidades de encontrar un empleo, en contraste que quienes están en “otra situación conyugal” tienen un 71.6%.
En una situación similar están aquellas que viven en hogares con integrantes menores de cinco años. Es decir, que tienen un hijo, ya que cuentan solo con 56.6% de probabilidades de hallar un trabajo, en contraste con el 63.1% que tienen quienes no viven una situación así. Ambos porcentajes de posibilidad de mujeres casadas o con hijos lo comparten aquellas que conviven en su hogar con un adulto mayor de 70 años.
De acuerdo con la Conasami, "estar casada o en unión libre, en el grupo etario de 45 a 54 años, vivir en hogares con integrantes menores de edad o adultos mayores, no ser jefa del hogar, o participar más en las actividades del mismo, reduce la probabilidad de participar en la fuerza laboral".
Estos porcentajes reflejan la percepción que se vive en buena parte de la sociedad y que termina siendo una barrera para las mujeres: ellas deben hacerse cargo de gran parte de la casa así como del cuidado de hijos y adultos mayores. Incluso, muchos empleadores, desafortunadamente, aún tienen en su filtro de requisitos no estar casada o tener hijos para poder acceder a una vacante. Hay algunos que llegan al absurdo ilegal de solicitar una prueba de embarazo a las aspirantes.
Mientras no se genere un mismo piso de oportunidades, así como tirar estereotipos machistas, la brecha laboral y salarial no se disminuirá. Entender que hombres y mujeres pueden y deben compartir tareas y responsabilidades domésticas es clave para lograr que esos porcentajes se conviertan en cosa del pasado.